martes, 5 de febrero de 2019

Fantasies


Llega la noche, es nuestra cena de empresa y aprovecho para ponerme un modelito nuevo con taconazo y medias negras. Cenamos en un bonito restaurante del centro cerca de mi piso así que espero hasta el último momento para arreglarme. Pablo y Eric, los macizos super amigos que me hacen ojitos todos los días en el curro también van a venir, la noche promete.



Llego al restaurante y comienzo a saludarlos a todos. Y reviso si mis dos objetivos han llegado ya. La respuesta es afirmativa, mi mirada se cruza con la de Pablo, el cual seguidamente me mira y se dirige hasta donde me encuentro:

+ Estás impresionante esta noche ''compi'' - me dice giñándome un ojo -.

                                                                                       # Gracias ''compi'', tú tampoco estás nada mal.

De pronto me doy cuenta de que Eric no me quita el ojo de encima y nuestras miradas se interponen. Se acerca hasta mí y me da dos besos mientras me coge de la cintura y me susurra al oído:

- Wow, me encantas.

No puedo evitar sonrojarme y que mi intimidad comience a humedecerse.
Nos sentamos juntos en la mesa y tras pasar un par de botellas de vino, algunas conversaciones subidas de tono, el conocimiento de que queda muy poco tiempo para que la cena cese y algún que otro roce por mi pierna por parte de ambos, decido actuar.



Los dos me miran y al hacerlo se dan cuenta de que, sí, efectivamente, los estoy tocando a los dos. Intentan contener la respiración y cuando acaba la cena nos vamos a la pista de baile. Estamos muy calientes, las copas y el ambiente de la discoteca hacen que salten chispas entre nosotros. El deseo es incontrolable.



Termino mi copa y los cojo de las manos hasta la puerta de salida. Me entienden a la perfección y sin apenas mediar palabra siguen mis pasos. 
Llegamos rápidamente a mi piso, logramos alcanzar la habitación entre golpes contra las paredes y todo lo que se interpone en nuestro camino y Pablo me levanta la camiseta y empieza a succionar y masajear cada uno de mis pechos. Mientras, Eric no para de besarme todo el cuerpo yo les busco el miembro y comienzo a mover mis muñecas a compás. Sus bocas no pueden contenerse ante tal sensación.



Cuatro manos me masajean el cuerpo, consiguen quitarme el fino tanga de encaje que visto y reparten equitativamente el trabajo, Pablo introduce sus dedos en mi interior mientras Eric me masajea hábilmente el clítoris. No puedo evitar arquearme para recibirlos, mi cuerpo se mueve instintivamente.



Pablo se desplaza hasta el filo de la cama para introducirme el miembro en la boca, le hago una señal con la mirada para que pare y entiende que ha llegado mi turno. Me levanto, bajo al suelo y comienzo mi hazaña.
Eric aprovecha para seguir haciéndome un dedo mientras mi lengua humedece en cada movimiento cada uno de los centímetros de esa fantástica verga.



No pasa mucho tiempo cuando Eric me coge en volandas por las nalgas y poniéndose mi coño a la altura de la boca comienza a comérmelo, seguidamente, me tira a la cama y me embiste sin compasión. Yo intento seguir chupándosela a Pablo, lo cual es complicado entre el placer y la postura que acabamos de tomar.



Aprovecho la postura para hacer presa de mis labios a su escroto mientras consigo hacerle gemir de placer con mis manos que no cesan en su movimiento.



Pablo no puede aguantar más el ansia de colmarme, así que le hace una señal a Eric y éstos cambian posiciones.
Pero… oh… no me está penetrando por el mismo sitio que Eric, ¿que está haciendo?... ¿Anal? Oh dios mío, no puedo aguantar tal placer – pienso -.



Me dan la vuelta entre los dos y las embestidas de Pablo se vuelven más profundas; Eric me coge la cabeza y me obliga a chupársela mientras mil nuevas sensaciones me recorren cada uno de los poros.



Mi cuerpo al fin acoge el miembro de Pablo y éste aprovecha para aumentar el ritmo, no puedo evitar mirar con cara de compasión a Eric, el cual mira a Pablo y éste automaticamente cambia su miembro hasta mi coño.

¿Cómo pueden entenderse con tan solo una mirada? - pienso -.

Sus ojos se vuelven ardientes y esboza una sonrisa mientras disfruta del momento.



Eric se desprende de mi boca y se dirige donde está Pablo. Siento que ha llegado la hora...



Y así es, Eric me penetra el culo y consiguen colmarme entre los dos. Siento un auténtico torbellino de emociones y sensaciones. Mi cuerpo supura sexo, y del duro.



Nuestros cuerpos se funden, somos uno, el movimiento acompasado coincide al milímetro en los tres. Es espectacular, me siento una diosa en medio de este par de titanes.



Me siento llena, más que nunca. Noto cada uno de los movimientos que realizan, mis gemidos aumentan de tono y ellos se vuelven locos con cada uno de ellos. Me cogen en volandas entre los dos y sus pollas ahondan aún más en mi interior. Estoy extasiada.



Puedo imaginarme como entran y salen sus vergas a compás de mis entrañas, es una sensación impresionante, así que cierro los ojos y ahí lo tengo, sus dos pollas en perfecta sincronía follándome como una auténtica perra.



Estoy muy cachonda y ésta última imagen en mi cabeza ha hecho que me moje aún más si cabe. Mi clítoris comienza a convulsionar y creo que mi corrida está cerca. Me torno muy sensible y cada pliegue hace que me vuelva completamente loca. Voy a correrme ya… lo sé, lo siento.



Me tiran a 4 patas hasta el sofá y culminan en mi interior. Yo me corro a la vez que ellos, estoy atónita ante la escena que acaba de ocurrir.



Me encuentro completamente empapada en semen y apenas puedo recuperar la respiración, estos dos sementales me tienen aún embriagada.


+ ¿Fantasía cumplida compi?

-                                                                #  Seguro que podéis hacerlo mejor – digo intentando picarles -.

- ¿Nos desafías? Danos 5 minutos y verás si lo mejoramos.

                                                           # Tenéis todo el tiempo del mundo.

+ ¡Jajaja! - y sus miradas se vuelven de fuego.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Intransigente

Son las 22:00h en una noche fría de invierno y quedamos en la calle principal donde me recoges con tu coche. Un Golf blanco, precioso, impoluto y con olor a recién estrenado  - ¿Por qué tengo tal debilidad por los Golf? Pf... me encantan -.

Llevo un vestido bastante ajustado, de color verde militar, combinado con zapatillas de deporte y… mierda, ¿Dónde está mi chaqueta?.

¿Dónde estás? te estoy esperando abajo.         
 Ya bajo, dame un minuto, había olvidado mi chaqueta.
Vamos. Sabes que no me gusta esperar.

Y vuelves a usar ese carácter dominante que tanto me encanta y me pone a mil.

Ya voy, exigente.
Relaja el tono cielo ¿o quieres que te recuerde quién domina de nuevo?

Prefiero no contestarte y esperar a verte, aunque me sonrojo al recordar lo que pasó en nuestra primera cita; sin duda diferente y explosiva.
Consigo llegar al coche y allí estás, esperándome con tu cara de malos amigos por haberte hecho esperar, y tras verla, se me escapa una sonrisa pícara (me encanta hacerte rabiar). Lo que hace que me mires y se te frunza el ceño.

¿De qué te ríes?
De ti


¿Cómo que de mí? - Dices mientras arrancas el motor y comenzamos a movernos.

No has querido decirme donde nos dirigimos en ningún momento. - Tú, y tu afán de controlarlo todo… - pienso.

Contesta.

Recuperas ese tono imperativo y contundente mientras apartas durante un segundo la vista de la carretera y diriges tu mirada firme hacia mí.

De esa seriedad que intentas aparentar siempre. Me hace gracia. Ya lo sabes
¿Te hace gracia o te pone? – dices mientras me miras fijamente esperando una respuesta

Mi mirada lo dice todo. No necesitamos mediar palabra, los dos sabemos lo mucho que me pone ese semblante dictatorial que tienes, la forma de provocarme en cada momento, las miradas desafiantes... todo tú.

Solo puedo mirarte sensualmente a los ojos y morderme el labio. El calor comienza a subir desde mi vientre hacia arriba.


Estamos bastante lejos ya y de pronto detienes el coche delante de un semáforo que en ese momento se torna rojo; y una mano furtiva se abre camino desde la palanca de cambios hasta mis piernas, lo que hace que se erice cada poro de mi piel al notar el roce de tus dedos sobre ella.


El camino de esa mano se vuelve más firme y contundente, no te andas con sandeces, soy tuya y lo sabes, así que llegas a mi sexo y apartas fácilmente el fino tejido de encaje negro que lo cubre, mueves tus dedos diestros sobre él mientras te lanzas a mí, comienzas a besarme el cuello y seguidamente la boca.


El tiempo se acaba y el semáforo ha vuelto a ponerse en verde. Te apartas y continúas con el itinerario que sólo tú conoces. Yo me quedo extasiada intentando recomponerme pero me es prácticamente imposible.

¿Crees que podrás aguantar hasta que lleguemos? – dices con tono chulesco

Odio que me hables así pero en ese preciso momento me da igual, francamente, estoy demasiado cachonda.

Si me dijeras donde vamos…
Señorita, creo que la pregunta ha sido bastante clara, limítate a contestar.
No – me resigno a contestar con cara de pocos amigos. Odio que me hables así-
Genial. Ven aquí.

Y me coges la cabeza y me la plantas en tu entrepierna. El bulto ya es bastante prominente y no puedo evitar excitarme al pensar el tamaño que se esconderá debajo del angosto pantalón que lo separa de mí.


No puedo eludir morderla con ansia a través de la tela mientras mis manos se mueven por el botón, la cremallera y seguidamente la goma del calzón.

La saco y al fin es mía, levanto la vista y estás concentrado mirando a la carretera, esbozando una leve sonrisa mientras me manoseas el cuerpo entero desde la espalda hasta el culo con la mano derecha esperando impaciente que entre en acción.

Comienzo a lamerla de arriba abajo, jugando con mi lengua desde su nacimiento hasta el extremo, moviéndola sin parar en este punto y mientras tanto, noto como te alteras, como tu respiración se acelera y coges el volante con más fuerza.


Disfruto cada lamida, cada impulso que mi húmeda extremidad recorre sobre ti y no espero más, anhelo el sabor de tu miembro dentro de mi boca. Y comienzo a succionar tu cúspide con mis labios mientras muevo mi lengua por toda su superficie.


Tus ojos entornados lo dicen todo y tu boca no se queda atrás. Te encanta, no te importa que se aprecie a simple vista, y a mí me fascina más el tenerte ahí, rendido a mis encantos, a mis pies, a mí.


Ahora domino yo, solo yo dicto qué hacer en cada momento para hacerte suplicar por tenerme ahí. Tu cara me dice que eres mío, que puedo hacer contigo lo que quiera, y vaya si lo voy a hacer…


Disfruto del momento y mi cuerpo sabe cómo hacértelo saber, muevo mi culo mientras me pongo a cuatro patas y te la mamo con más energía.
Tú sabes lo que quiero, dámelo…


No me hace falta decirte nada, sueltas una mano del volante y la diriges hasta mi sexo, donde inicias un celérido movimiento con tus suaves dedos por todo mi coño, chorreante de placer ante tal escena.

Mi cabeza no para en esa cesante comida, la gozo a cada segundo, con mi lengua pegada a toda tu extensión en cada movimiento. Tus dedos se mueven ágiles dentro y fuera de mí, y entretanto intercalo gemidos furtivos que hacen que te vuelvas loco.

Aumentas tu ritmo.

Aumento mi ritmo.


El camino parece infinito y sólo estamos los dos en aquel pequeño habitáculo donde los cristales comienzan a empañarse. Conectas el aire acondicionado y se me eriza el vello al sentir la brisa fría por toda mi piel desnuda.

Mis pezones se tornan rígidos ante el cambio de temperatura y no dudas en pellizcarlos con tus dedos mientras mi ritmo se acelera.


Tu final se acerca, lo siento en cada chupada, tu polla comienza a convulsionar, noto la solidez de tus huevos repletos de oro blanco y me pongo más cachonda si cabe…

Posas tu mano sobre mi cabeza y cogiéndome del pelo impulsas mi cabeza hasta el fondo de tu ser. Me cortas la respiración en cada irrupción, mi garganta se ensancha para acomodar tal armamento una y otra vez.


Y culminas, me saturas la cara de lefa, me llenas la boca y aún tienes más. No puedo evitar levantar la vista y mirar tu cara de gozo y satisfacción mientras lo haces. Desde luego, estás mucho más guapo con esa cara que con tu cara de rufián diaria.


Madre mía, nunca me la habían chupado así.
No te relajes, aún no hemos acabado, queda mucha noche por delante
Lo sé, ya estamos llegando al destino.
Genial. Esto sólo acaba de empezar.

martes, 18 de abril de 2017

Noche carnal

Estamos en mi casa tomando una copa de vino tranquilos mientras reímos y debatimos un poco sobre las noticias del día. Te levantas y te encaminas hacia la cocina, entretanto yo me quedo en el sofá impaciente mirando el móvil para distraerme de la espera.

Tengo un poco de hambre y te sigo hasta la nevera para coger un plátano que me quite el apetito, no me apartas los ojos de encima mientras preparas algo para picar. Me apoyo en la cocina y me dispongo a comerme mi plátano mientras juego con mi ropa, desabrochando mi camisa para dejar ver mi canalillo y rozando mi falda negra de tubo con las yemas de mis dedos.

Separo la cáscara del fruto y me percato de que me estás mirando fijamente mientras lo hago, me doy cuenta de que estoy mordiéndome el labio y mi mirada se vuelve ardiente hacia ti, mi entrepierna se humedece y mi lengua comienza a recorrer el fruto de arriba abajo bajo tu atenta mirada.


Noto como te estremeces, como tu mirada se vuelve aún más lujuriosa y como me deseas. No paro con mi movimiento y mi mano empieza a moverse por mi cuerpo, subiendo de abajo a arriba, parándose en mis pechos y jugando con ellos a través de esta camisa tan transparente que llevo puesta. Mi lengua no cesa con este fruto tan apetecible y sin pensarlo un segundo lo introduzco en mi boca para saborearlo mejor una y otra vez.


Te acercas a mi poco a poco acompañado de una cubitera que previamente habías preparado, la dejas encima de la encimera y tu lengua se acompasa con la mía en esta guerra que acontece en nuestras bocas, mientras tus dedos juegan libres por mis pechos aun cubiertos que tras un rápido movimiento dejan de estarlo y quedan libres, excarcelados de ese fino tejido que los atrapaba y tu mano se mueve veloz por mis piernas subiendo mi falda para dejar al descubierto mi piel más íntima, la parte posterior de mi cuerpo queda completamente disponible ante el tacto de tus manos.


No puedo evitar gemir ante esta escena que estamos viviendo, tu boca no se separa de mi cuerpo, chupas, lames y acaricias cada centímetro de él y no puedo parar de estremecerme. En un impulso coges un cubito de hielo y comienzas a pasarlo por mi cuerpo, comenzando por mi cuello y bajando poco a poco por cada poro de mi piel hasta llegar a mi pecho que se torna firme ante esa fría sensación.

Gimo ante el escalofrío y vuelco mi cabeza hacia atrás con la boca abierta. Seguidamente tu lengua caliente juega con mi pezón congelado por el hielo y una explosión de emociones me invade. Me presionas contra la encimera y me dejo caer sobre ella sin poner presión alguna.


Prosigues con tu juego del cubito de hielo y bajas por debajo de mis pechos haciendo pequeños círculos hasta llegar a mi ombligo y dejando mi piel húmeda a su paso. 


Tus besos se vuelven más apasionados y llenos de lujuria, sueltas el cubito en la cubitera y sigues con tu lengua el rastro de agua que ha dejado por mi piel hasta llegar a mi parte más íntima, protegida aún por la fina tela de mi ropa interior que no tardas en desprender de mi cuerpo.



Y ahí estoy yo, completamente desnuda, dispuesta a ti, me coges en volandas y me llevas a la cama donde te separas de donde estoy para admirarme de lejos, te quedas atónito con mi cuerpo que comienzo a mover lo más sensual posible y te sientas en una silla para admirarme detenidamente mientras te bajas los pantalones y veo como tu polla comienza a crecer ante mi atenta mirada.



No puedo evitar bajar una mano hasta mi coño ahora húmedo y masturbarme deseando que esa grandiosa polla se introduzca dentro de mí. Mis pechos se ponen tersos y duros, y mi vagina es ahora más líquida que sólida. Te necesito dentro de mí. AHORA.



Y no esperas más, te acercas a mí y me tiras de los brazos hasta llegar al filo de la cama, mi cabeza queda fuera y no dudas en meterme tu gran miembro en la boca, el que yo recibo con gusto y tu gemido triunfante colma la habitación. No paro de masturbarme mientras te la como, estoy expectante ante este acto de lujuria desenfrenada. Mi lengua recorre todo tu miembro mientras entra y sale de mi cada vez más mojado.



Nuestro movimiento se vuelve cada vez más firme, más acompasado y más profundo, tu tranca cada vez entra más dentro de mí y se inmiscuye en lo más profundo de mi garganta.



Tus manos se dirigen hasta mi coño chorreante de placer y me introduces dos dedos que me hacen gemir enérgicamente aun teniendo la boca saturada. Mi mano entra en acción y comienzo a chupártela ayudándome de ella, mi cabeza se vuelve loca entre tus piernas mientras tus dedos no paran de hacerme gozar.



Tus manos expertas se mueven dentro y fuera de mí firmemente decididas a hacerme estallar de placer,  pero necesito algo más. Te necesito a ti, en todo tu esplendor.



Y me das la vuelta, me abres de piernas y me la metes sin pensártelo un segundo, noto como me colmas, como me llenas con tu enorme falo y mi espalda se curva, mis manos agarran fuerte la sábana y mis pies se tensan. Necesitaba esto, necesitaba tu polla.


Y comienzas lento, nuestros cuerpos empiezan a amoldarse y tu verga quiere más, quiere adentrarse más y eso es exactamente lo que hace, muy poco a poco. Me encanta esta sensación, noto cada uno de los pliegues y venas entrar y salir de mi.
+ Mmmmmmm… - gimo con la boca abierta



Tu ritmo no tarda en acelerarse. Estamos ambos sedientos de sexo y del duro, así que arremetes contra mi cuerpo con todas tus fuerzas y mis gemidos comienzan a subir de tono…


- Nos van a escuchar los vecinos… - dices tapándome la boca mientras tus embestidas se vuelven más potentes y saciantes.
Saco mi lengua y lamo tus dedos que ahora me tapan la boca y la lujuria se torna en un escalofrío que nos recorre el cuerpo a los dos.


Ese escalofrío se vuelve ardiente y cogiéndome del pelo bailamos juntos en una danza ancestral de lascivia y sensualidad en la que el único objetivo es el gozo mutuo. ¿Existe algo mejor que ésto?


- Te voy a follar como nunca te han follado.

+ ¿De verdad te crees capaz?

- Oooh muñeca, no me desafíes o no saldrás bien parada…

+ Adelante… - le digo con ojos desafiantes.

- Créeme, te arrepentirás de tus palabras.


Intento mantener la compostura y no dejarme llevar por la excitación del momento, el tenerme rendida a él lo hace sentirse poderoso, el amo del lugar, y sinceramente me encanta, necesito que me empale, pero bien y si eso ayuda, que así sea.

+ ¿Esto es todo lo que sabes hacer? – consigo decir entre gemidos

- Tú lo has querido, prepárate para ser partida en dos.


Y así es, sus acometidas comienzan a intensificarse y son acompañadas de varios cachetazos y tras estos, embestidas cada vez más fuertes mientras sigue cogiéndome del pelo. Yo no puedo evitar gemir de auténtico placer y correrme en un estallido de disfrute y carnalidad


- Al final parece que he sido capaz ¿no?

+ Ahora me toca serlo a mí.

Le cojo de los brazos y lo tiro a la cama de inmediato, dejándolo con la polla tiesa y completamente dura a mi merced aunque, la verdad, no tardo mucho en metérmela en la boca, no puedo aguantar más.


Y ahora que es todo mío comienzo a chupársela como nunca, con todas mis ganas, mi lengua se hace presa de su glande que no para de bailar acompasada a él mientras que mis manos peleadas con ellos suben y bajan sobre esa enorme viga de metal que tiene entre las piernas.


Comienzo a hacer lo que mejor sé, comer una buena polla pero de verdad, así que me la meto hasta el puto fondo de la garganta y comienzo a chuparla fuerte desde ahí, notando como entra y sale una y otra vez de mi gaznate.


No puedes más, la diosa que llevo dentro lo sabe…. y sin más dilación te corres, no es poca cantidad, era obvio que no iba a serlo, esos huevazos estaban repletitos de oro blanco que ahora es todo mío.


- Al final lo has conseguido ¡eh! Vaya boquita tienes, uff….



+ Ya te dije que era mi turno ;)