jueves, 26 de enero de 2017

Inflamables

Martes noche, imposible resistirse a una noche de chicas por la ciudad, así que quedamos todas y nos fuimos como no, a tapear. Sí, las tapas son lo nuestro. Tras una buena comilona decidimos irnos de pubs, ya que como todos sabéis, la economía del estudiante no es famosa por ser muy cuantiosa. Entramos al primer pub que encontramos y nos dispusimos a pedir.




Yo llevaba un vestido ceñido, color rojo con escote y taconazo. Era imposible no notar las miradas lascivas mientras me abría paso hacia la barra pero entre todas ellas, una, sólo una me impactó; sus ojos marrones, pelo castaño y esa mirada tan seductora eran imposibles de olvidar así que llegué a la barra y entre el barullo de la gente conseguí ponerme a su lado.




El tequila corría como la seda en aquella barra entre mis amigas y yo, él no me quitaba ojo, ni yo a él, tenía planes con ese cuerpo esta noche y no lo iba a dejar escapar. Me invitó a un par de chupitos y comenzamos a hablar, se llamaba Hugo, medía 1,75 , vivía en un estudio cercano y tenía un perrito. Tras una larga conversación salimos a la pista a bailar; nuestros cuerpos se acercaban, rozándose furtivamente mientras nos observábamos lujuriosos el uno al otro, era una danza sexual en la que nosotros éramos los únicos protagonistas.




De repente me cogió de la cadera y me acercó a su cuerpo, notaba su erección frotándome la espalda, no tardé en excitarme. Mordí mis labios y mis manos alcanzaron su prieto culo de gimnasio mientras él proseguía su hazaña. Bajó su cabeza hasta mi oído y con su voz cautivadora me susurró:
+ Podemos seguir en mi casa si lo prefieres.
Su lengua recorrió mi oreja y yo solo pude hacerle un gesto de aprobación con la cabeza mientras notaba mi entrepierna empapada imaginándole sumergido en mi sexo.




Llegamos al edificio, era enorme, calculo que tendría unas 10 plantas, me lanzó una mirada pícara mientras abría la puerta y seguidamente llamó al ascensor, afortunadamente estaba en la planta baja así que entramos a él, tocó el número 8 y antes de que las puertas se cerraran nuestros labios ya se había unido en un ardiente beso con muchas intenciones.



Tardó poco en empotrarme contra la pared del ascensor mientras me cogía del cuello y tentaba todo mi cuerpo centrándose en mis voluptuosos pechos que ya estaban duros ante aquel arrebato de pasión. Tocó el botón de emergencia y el ascensor se paró en seco.
Tomó mi pierna en alto para acercar su erección a mi sexo, mis piernas temblaban, estaba deseosa de su polla. Su lengua jugaba con mi cuello, mi piel se erizaba con cada pasada de su húmeda extremidad. Mis manos prisioneras de las suyas no podían hacer nada para evitarlo, esta noche era plenamente suya.



Y la bestia se desató, bajó hasta mi entrepierna, rompió salvajemente mis medias y sin pensarlo un segundo comenzó a introducir rápidamente sus dedos en mi interior mientras chupaba y mordía mis pezones ahora rígidos entre sus dientes.
Su velocidad aumentaba y mis piernas cada vez temblaban más, era un gran experto, pero no, esa noche no podía acabar corriéndome con una simple paja, necesitaba una buena follada y la necesitaba ya.



Contuve mi cuerpo ante aquellas manos maestras que hacían danzar mi cadera a su son mientras mi cuerpo sólo pedía más. Su polla estaba dura, durísima, le sobresalía del pantalón, así que intenté liberar una de mis manos para cogerla y su respuesta fue inmediata.
+ Ya veo lo que buscas…
Me cogió violentamente de la cadera, me dio la vuelta de cara a la pared y me embistió implacable con toda la fuerza de su cuerpo mientras yo gritaba de puro placer.




Agarraba mi culo mientras que me daba un palmetazo y sus acometidas subían de ritmo, se oía claramente el sonido cuando nuestros cuerpos se fusionaban “Plas, plas,plas…” .Mis pechos se mecían hacia delante y hacia atrás cual dementes. Sentía cada centímetro de su polla en mi sexo, cada pliegue, cada vena… realmente era espectacular. Éramos puro fuego, unidos nos movíamos a un compás atroz que sólo nuestros cuerpos sudorosos podían soportar.




Mi cuerpo extasiado no podía más ante aquél feroz ritmo y cayó preso del placer mientras que él se apropiaba de agarrar fuerte mi culo y comenzar a mover mi cadera hacia sí para penetrarme lo más duro y profundo posible. Mi cara lo decía todo, ojos en el cielo, boca entreabierta y respiración acelerada…



Los gemidos mezclados con gritos hicieron que no corriésemos los dos al unísono ante aquella increíble escena. Notaba el latir de su miembro mientras escupía su sabroso néctar en mi interior, estaba caliente, casi tanto como nosotros.



- ¿Y ahora qué?
+ Íbamos a mi casa, ¿no? Aún no hemos llegado…
- Me encantaría darme una ducha
+ Por supuesto.

Pulsó de nuevo el botón del ascensor y este volvió a moverse mientras nosotros, agonizantes ,intentábamos vestirnos de nuevo.
[…]


lunes, 23 de enero de 2017

Comburentes

Era una tarde de invierno, el frío pasaba factura y yo le esperaba impaciente subida en mis tacones de 15 centímetros con mi pelo castaño rizado suelto completamente, mi tanga de encaje blanco y mi top a juego con los tacones. Todo estaba preparado tal y cómo habíamos hablado por la mañana y él estaba a punto de llegar del trabajo.



Y de repente...- ''toc'' ''toc''- Era él, estaba claro, pero aun así abrí la puerta despacito y me asomé para asegurarme quien era. Le cogí de la camiseta y lo metí para adentro lo más rápido que pude. Él se quedó estupefacto observando mi cuerpo así que lo cogí y lo estampé contra la pared en un beso apasionado mientras le cogía el paquete con fuerza. Notaba cómo su sexo crecía y crecía así que no pude esperar más , me despegué de su boca y de rodillas, le bajé los pantalones.




Él sólo pudo echar la cabeza para atrás y apoyarla en la pared porque ya sabía lo que le esperaba. Sabía que me había puesto muy cachonda por la mañana y que necesitaba una buena polla. Se la cogí y comencé a lamersela toda de arriba a abajo,desde los huevos hasta la punta, lubricando bien cada rincón mientras mi mano se acercaba a la puntita juguetona que me esperaba impaciente. 




Y mis dos manos se empezaron a mover como hermanas de arriba a abajo haciéndole estremecerse del gusto que le daba.

- Tienes unas manos espectaculares - dijo entrecortado.
+ Pues aún no lo has visto todo.
- Ufff....



Su boca cada vez se abría más y su cara lo decía todo, lo estaba disfrutando, pero no era el único. Mis ganas de metérmela en la boca aumentaban con cada movimiento así que no pude contenerme y mi lengua se volvió loca en su punta, moviéndose de un lado a otro, haciéndole sufrir con la idea de que se la chupara ya, pero no, me encantaba tenerle en vilo y lo estaba consiguiendo.



Empezó a gemir y consiguió su cometido, comencé a comérsela con tal gana que empecé a mojar mi tanga del gusto que me estaba dando tenerle tan cachondo por mi culpa. Él solo podía cerrar los ojos, respirar fuerte y gozar mientras yo hacía mi trabajo. Mis ojos se centraban en los suyos, no le apartaba la mirada y mi sexo cada vez estaba más caliente, me ardía entre las piernas, palpitaba de placer, tenía que hacer algo...


Comencé a masturbarme mientras acababa mi tarea y los gemidos entrecortados por su polla en mi boca le ponian mucho más, pero no era suficiente, mi ritmo bajaba al concentrarme en mis dedos y eso él no podia permitirlo así que me cogío del pelo y me apretó todo lo fuerte que pudo contra su miembro, lo que no me dejaba apenas respirar, pero sinceramente... me encantaba. 


Lo cogí y lo tiré a la cama para comersela lo mejor que sé, de abajo a arriba, con movimientos circulares, con la lengua, las manos y todo lo posible. Él se estremecía, sólo gemía y  me observaba sin perder detalle (me encanta que me observen mientras hago una buena comida de polla). De repente me cogió del culo y me lo puso en su cara. Mientras tanto, no pude parar de chupar aquella gloria que tenía entre las piernas, lo estaba disfrutando y ahora con él ahí abajo, no sabéis cuanto...


Nos quedaba poco, estábamos muy cachondos y no nos dejábamos ni respirar el uno al otro, la lujuria nos poseía y no había nada que pudiera pararnos. Yo notaba que ya llegaba, - ¡Joder, qué bien lo haces! -, mis piernas comenzaron a temblar ante lo que sabían que vendría,las gotas le caían a la cara como si de rocío se tratara y al fin, un orgasmo pleno me inundó. 



El estaba fascinado ante aquella escena que había conseguido y no tardó en meterme su polla en la boca y follármela como quiso, Me cogía del pelo para sujetar mi cabeza y me daba con todas sus ganas, tenía ganas de correrse y no lo escondía, la leche estaba cerca, lo presentía.



Le ayudaba con la lengua, la movía suavemente por todo el tronco de su enorme tranca y lo miraba fijamente mientras lo hacía, lo que lo ponía aún mas, de repente sentí un calor intenso que se acercaba y el pálpito de sus huevos auguraban un final más que feliz, así que me la saqué de la boca y recibí gustosa mi premio. Había sido muy buena y mi regalo no era para menos.


- Tenemos que repetir esto más
+ Joder, que guarra eres, me encantas.